Tengo pocos, pero los que tengo... ¡Ay, ay! No son moco de pavo. Ya te he hablado antes de este tipo de odio. Pero hoy ha vuelto. Normalmente me gusta vivir la vida, sin preocuparme por lo que podría haber sido, por lo que será.
Vivo el día a día y así soy feliz.
Pero si hay algo que no aguanto son las excusas burdas. Las típicas excusas que todos utilizamos pero nunca nos gusta que usen contra nosotros; en mi caso concreto, no las he utilizado tanto como las han utilizado conmigo. Y tampoco las he utilizado tanto y que hayan hecho tanto daño. Y lo peor es que el odio y el daño hacen que vaya más deprisa y con más resentimiento por la vida. Con lo fácil que son las opciones siguientes:
A. Callarte la boca.
B. Decir la verdad.
C. Irte de putas.
El nivel de falsedad es tal que me dan arcadas.
Mira, lo que no te mata, te hace más fuerte. Y mientras se siga viviendo... Pues oye, ya tocarán cosas mejores. Y si podemos pasar del odio a la indiferencia, mejor. Pero bueno, con el tiempo ;-)
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