lunes, 6 de diciembre de 2010

Christmas Lights.



Las joyas no es que me gusten mucho, no me vuelvo loca por ellas. Las admiro o se me cae la baba durante unos minutos pero no me quebro la cabeza por ellas.

No sé si serán las navidades, que esté al otro lado del océano, que Disney sea tan bonito o que no deje de escuchar Christmas Lights; pero estoy romántica.

Es curioso, porque en mi ciudad nunca voy a ver zafiros, ni amatistas, ni diamantes, ni esmeraldas en oferta; ni a las tiendas de compro oro donde normalmente encuentras este tipo de joyas a precios descontados. Pero cuando salimos de nuestro ambiente, solemos hacer cosas que nunca hacemos.

En el amor incondicional dejé de creer, excepto el que tengo con mi sobrina. Dejé de creer en el enamoramiento, en las lunas de miel perennes y en los novios. Y nunca he creído en las bodas.

Pero hoy... Hoy dolía ver anillos. Porque por mucho que no creamos en las bodas y en el amor, es al final en lo que más queremos creer. Hoy, aunque poco probable (el negativismo es lo que tiene), me he visto deseando mi propio "fin de cuento". Algo en lo que no creo, momentos donde lo hago y que, al momento, odio. Y no me refiero a los anillos ni a las piedras preciosas, me refiero a su significado. Una promesa, algo inquebrantable, puro, profundo y para siempre.

Al final lo que menos queremos es una vida en soledad.



Culpo a las navidades y a las hormonas, que conste.

2 comentarios:

  1. Como ya te dije, las navidades son una época en la que te das aun más cuenta de lo mierda que es vivir como vives, te pintan todo lo bueno de colores brillantes para que destaques todavía más si cabe, y lo que es peor, te hacen sentir culpable por ello, asi que al final, lo único que nos queda es fingir que todo está bien y empaparse un poco de esa felicidad colectiva. Son cosas que pasan.

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  2. Las personas especiales y comprometidas raramente aparecen a la primera. Haberlas haylas. Simplemente hay que rascar la superficie para encontrarlas.

    Duele más la soledad después de haber comprado el anillo que antes de haberlo comprado. Garantizado.

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