No diré su nombre, ni diré su edad; pero le conocía desde hace casi 20 años. Aunque tampoco podría decir que tenía relación alguna con él, el simple hecho de conocerle me ha hecho sentir un shock tremendo al saber que se ha ido. Le vi envejecer, le vi hacerse fuerte y rejuvenecer con el deporte que hacía. Tenía la edad que tenía pero aparentaba 15 años menos. Hombre huraño, de mirada seria y sonrisa difícil; pero honesto. Delgado, fibroso, nervioso; se podría decir que no tenía ni un gramo de grasa. Y los gramos que le pudieran quedar, la batalla se encargó de eliminarlas.
Descansa en paz, te vamos a echar de menos...
PD: Son en estos momentos en los que no entiendo cómo alguien puede hacer bromas escabrosas sobre esta enfermedad. Y aún más, no entiendo porque esta gente no tiene a alguien enfermo en su familia para que se lo pensaran dos veces antes de abrir la boca. Lo bueno que tienen estas personas es que no les deseo que estén en una situación parecida, porque no se lo desearía a nadie. Aún así, me da muchísimo coraje. Ya se ha perdido el rasero en este mundo, excepto cuando les toca; que entonces no se permite ni una.
Siempre existirá esa gente que peque de imbécil y sin escrúpulos.
ResponderEliminarLo siento.