domingo, 8 de agosto de 2010

Una compra de 100 euros.






Resulta muy extraño, que los sucesos mas terribles de la vida que tienen un final feliz resultan los más olvidadizos. Aunque no sería extraño, pero lo es; y más si son cosas que hacen tambalear toda una vida. Todo lo que ha sido, lo que es, lo que será, que la condicionan desde un mismo instante y hasta que la muerte te viene a visitar.

Al final, para meses después mirar atrás y pensar: "¿Realmente pasó? Parece un sueño". Porque aunque hay finales felices, los medios de llegar a ese final afectan y afectarán siempre; pese a no se sufrirlos a diario.

Lo positivo de toda esta pantomina inventada 21 siglos atrás y muchos más, es que siempre hay razones. Las más estúpidas, las más pequeñas, las más sin sentido y las más banales. Una playa, una brisa, una niña de 2 años y medio, bromas sin sentido... O una compra de 100 euros.

La vida es bella, pero muy infantil.

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