miércoles, 10 de febrero de 2010

Consejos para la felicidad de una mujer.






Querido hombre:
Me he cansado de ver tus errores y de sufrirlos en la propia piel y más allá de ella. Esto no pretende ser un guión sobre cómo tratar a una mujer, ni os voy a decir que todos los que son como tú son unos cabrones; porque quiero creer que hay hombres que realmente saben lo que quieren, y consideran hacer feliz a una mujer su prioridad. Conozco hombres así, así que sé que no todos son como tú.

Tú, no vas a tener nombre ni aspecto. Sólo los actos y las actitudes que voy a contarte van a ponerte cara. Y cada mujer que lea esto, te aseguro que te darán una cara distinta. Hay cosas que nunca debes olvidar: dar un beso a tu mujer todos los días. El día que ella se sienta más fea tanto el día que le sigas con la mirada mientras va de un sitio a otro de tu casa porque ese día esté realmente sexy. No te enamores de una mujer por su aspecto, por muy difícil que os parezca a vosotros, los hombres. Las mujeres somos mucho más que dos tetas, un buen culo y unas piernas largas. Basa tu relación en algo más que todo eso; y por favor, si una mujer pasa por una racha mala y no es tan sexy como antes, sigue dándola besos todos los días, haciéndola el amor como el primer día y diciéndola cuanto la quieres. Porque entonces serás un hombre y para más inri, SU hombre.

Basa la relación en algo más que las relaciones sexuales, más que en la costumbre, más que en la necesidad de sexo, más que porque sea a la mujer que más conoces porque estás con ella todos los días pero no pasa más allá de ser una amiga, más que porque esté “buena” y tus amigos te tengan “envidia” por tenerla. Porque entonces darás asco.

Una mujer es mucho más que eso y no seas cobarde; si has sido lo suficientemente hombre para dejar embarazada a tu novia, también tienes que ser lo suficientemente hombre en el resto. Y ni dejar a tu novia embarazada porque no tengas las huevos suficientes para hacerte cargo de tu mujer y de tu hijo/a. ¿Eres un hombre? Pues demuéstralo. No seas cobarde dejando a tu mujer porque maravillosamente te hayas dado cuenta que no la quieres sólo porque ya no sea sexy, o no lo suficientemente sexy para ti o porque ya no la encuentras atractiva y sí encuentras atractiva a otra mujer que se mete en medio de la relación con una cosa clara: joder. Eso, no es una mujer.

Por último, querido hombre, si necesitas que tu mujer te dé a ti más mimos que a otra persona, que resulta ser tu hijo… No te engañes, no eres hombre. Vuelve a casa con tu madre, y que te dé todos los mimitos que necesitas.

Y sobre todo, no te hagas llamar hombre; porque, ¿sabes qué? Sólo por marcar paquete, por meterla bien o por tenerla muy grande… No eres hombre.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Los clásicos y los poetas, siempre vuelven.






































LONDON.
Michaelmas Term lately over, and the Lord Chancellor sitting in Lincoln’s Inn Hall. Implacable November weather. As much mud in the streets as if the waters had but newly retired from the face of the earth, and it would not be wonderful to meet a Megalosaurus, forty feet long or so, waddling like an elephantine lizard up Holborn Hill. Smoke lowering down from chimney-pots, making a soft black drizzle, with flakes of soot in it as big as full-grown snow-flakes — gone into mourning, one might imagine, for the death of the sun. Dogs, undistinguishable in mire. Horses, scarcely better; splashed to their very blinkers. Foot passengers, jostling one another’s umbrellas in a general infection of ill-temper, and losing their foot-hold at street-corners, where tens of thousands of other foot passengers have been slipping and sliding since the day broke (if the day ever broke), adding new deposits to the crust upon crust of mud, sticking at those points tenaciously to the pavement, and accumulating at compound interest.

Primer capítulo de Bleak House (Charles Dickens).


En un capítulo de dicho libro, Charles Dickens escribe: ". . . I only ask to be free. The butterflies are free. Mankind will surely not deny to Harold Skimpole what it concedes to the butterflies."



Igual, es hora de dejar de gastarnos 20 euros en libros que anuncian por televisión con el claro propósito de sacar tajada, con la única razon de los millones de libros que vendió con su primer "éxito" de ventas (de dudosa vericidad de contenido).

Igual, es hora de dejar de comprar libros por ser: "Best-seller".

Igual, es hora de volver a los clásicos. Esos que sí sabían escribir libros y los que de su muñeca (y no de sus dedos y a veces, no de los propios) dejan frases para la posteridad.




Y dicho esto, voy a sumergirme en el mundo de la Contabilidad General. Y sí, es aburrido. MUCHO.